jueves, 15 de enero de 2015

LOS CHUNGUITOS: ROMPIENDO LA VAJILLA

Estos días, en las llamadas redes sociales, Los Chunguitos están siendo un clamor, y no precisamente por algo bueno. Hay quejas por su comportamiento al comienzo de Gran Hermano Vip, como consecuencia de los comentarios dichos entre ellos, pues estaban solos en el confesionario, al ver la entrada de otro concursante, éste de color, Corman.
Este vecino del mundo siempre ha sido de la opinión de que cada persona debe de cargar con el grado de responsabilidad que sus actos merecen. Lo que ocurre es que este caso, el de Los Chunguitos, es muy complejo.
Este dúo madrileño en realidad se dedica a cantar. Sin embargo, últimamente no son contratados, digamos que por su calidad vocal. Desde que estos artistas, porque lo son, aparecieran en el programa “Tu cara me suena”, todo ha ido como una bola de nieve, todo ha sido un disparate. ¿Les ha dado dinero? Por supuesto, a ambas partes, contratante y contratado, pero no por sus canciones, sino por su manera de ser. Los quieres o los odias, porque son simples, sin tapujos, por crianza, por cultura, o por todo lo que usted quiera.
En este caso, no sirve lo de ser políticamente correctos, porque Los Chunguitos, los Hermanos Salazar, no distinguen lo que es eso. Y no voy en contra de ellos, sino a favor, son unos niños en su opinión, pero en el cuerpo de unos señores adultos.
La mayoría de la gente no entiende lo que dicen y eso les hace, nos hace, gracia. Este caso es como lo del huevo y la gallina, hasta qué punto nos reímos de ellos, o con ellos.
Si algo voy a ser es sincero, como siempre intento serlo. Este vecino del mundo no se divierte con ellos, es tal el nivel de empatía mezclado con vergüenza ajena, que sufro con ellos; porque tienen su mundo, y nosotros lo hemos invadido.
Con respecto a los comentarios vertidos, de índole racista, sobre el concursante Corman, y que han dado origen a la polémica, está clarísimo que ellos no han ido a ofender, aunque lo hayan hecho, porque son así, digamos que “simples”. Nos tenemos que fijar en un pequeño, gran detalle. En el momento de los hechos, ellos estaban “aislados”, en el confesionario. Si hubieran tenido “la guía” de sus compañeros en el concurso, otra cosa hubiera ocurrido.
A toda persona no se le puede pedir  más de lo que da, y en este caso, y volvemos al comienzo, hasta qué punto nos reímos con ellos, o de ellos. Porque nos reímos, y mucho, cuando no les entendemos, pero ellos no pretenden hacernos reír, están hablando en serio y nosotros nos reímos por ignorancia de lo que dicen. ¿Eso está bien? Personalmente creo que no. Si Los Chunguitos no se portan bien, nosotros con ellos tampoco, y todo ésto no es una excusa, es la realidad.
Queremos que nos hagan gracia, pero que sean políticamente correctos, y en el mundo de los Hermanos Salazar, eso no existe. O lo tomas o lo dejas. Si algo son es sinceros, que no quiere decir que sean correctos, y una persona se forja, y le forjan, durante toda su vida, con enseñanzas y ejemplos de su origen. Y todo eso lo sabemos todos , pero solo nos queremos hacer responsables de lo que nos gusta, de lo que está bien.

A Los Chunguitos se les ha invitado a una fiesta, a la de nuestra vida, y ahora cuando hay destrozos, cuando se ha roto la vajilla, nuestra vajilla, decimos que la culpa es de ellos, cuando nosotros de antemano ya sabíamos su falta de destreza a la hora de limpiar.


*FOTO: DE LA RED

3 comentarios:

  1. Algo así como la cena de los idiotas, ¿de quién es la culpa? ¿Del idiota o de quién invita a cenar al idiota para reirse?

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    1. Personalmente, y lo digo en el texto, la culpa es del que lo invita, que quiere lucrarse sin importarle el cómo.

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    2. Yo también opino lo mismo, de ahí la referencia a la película, bueno mejor dicho a la obra de teatro

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