jueves, 29 de enero de 2015

¿DEVUELVES LA CARTERA?

Últimamente estoy muy preocupado porque aunque ni me he hecho rico, muy al contrario, estoy en el paro, y pertenezco a esa franja de más de 57 años, que lo del milagro de las bodas de Caná sería más fácil de realizar que encontrar un trabajo, noto que he cambiado en mi manera de ser, y eso no me gusta.
La gran prueba de que he cambiado, una especie de prueba del algodón, es que antes, por ejemplo, si me hubiera encontrado una maleta o una simple cartera llena de dinero, sin dudar la hubiera devuelto. Ahora, cuando menos, lo dudo muy seriamente.
Y es que según ese famoso ejemplo que nos han puesto siempre de que si pones una manzana podrida en un cesto de manzanas sanas, todas se echarán a perder, qué podemos decir de una sociedad que está como está, y que los que tienen que dar ejemplo, lo hacen, pero de lo que no se debe hacer, y además tienen excusas para todo. Y si no hay pruebas, o  ya ha pasado mucho tiempo para pedir responsabilidades, enseguida dan una rueda de prensa diciendo que el juez ha determinado que son inocentes. Y una cosa es, como hubiera dicho mi padre, no ir a “chirona”, y otra ser inocentes.
La verdad es que la palabra “chirona”, desgraciadamente en desuso, me gusta porque nos remite a otra época de trapicheos, posguerra y contrabando. Y estos chorizos de ahora no se merecen ir a la cárcel, sino a chirona, porque no son inteligentes, son "listos", entre otras cosas porque a nosotros nos toman por “tontos”, que sería la palabra opuesta. Pero en el fondo son unos pobres de espíritu que miden a todos por su cuenta corriente…
Yo siempre había estado orgulloso de  mi interior, porque, y ya sé que no tengo abuela, desgraciadamente ninguna de las dos, siempre he considerado, como decía Antonio Machado, que “soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. Y ahora siento que ya aquello se perdió, como la virginidad, como la primera vez. Y eso me duele mucho. Y lo triste es, que últimamente estoy más convencido que nunca, que sé dónde están aquellos buenos pensamientos, el ver la vida sin maldad. Alguno de esos chorizos con corbata y traje azul de marca italiana, seguro que se llevó mi bondad mezclada en esos billetes del Banco de España que ingresaba una y otra vez en Suiza.
Y me imagino esa caja en Suiza, en una pared metálicamente limpia, bajo una discreta y fría luz fluorescente, repleta de cientos de cajas brillantes como espejos e iguales, solo diferenciadas con un número, sin huellas, como los trapicheos,  y al abrirla aparece mi cuerpo, como en la Morgue, pero con los ojos abiertos, vivito y coleando , o mejor dicho, vivito e intentando agarrar del cuello, o cuando menos de la corbata, al propietario pirata y choricero. Y directo a chirona, pero en las mismas condiciones que el españolito que ha robado un bocadillo para comer, y que expía sus culpas y las de los demás.

Yo antes no era así, y es una pena.

*FOTO: DE LA RED

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