domingo, 6 de julio de 2014

DRALION, TODO UN MUNDO EN PARALELO



Todavía este vecino está imbuido por ese espíritu de Dralion, del Cirque du  Soleil que ha tenido la suerte de saborear en su periplo por Donosti, Y es que Dralión no es un espectáculo más, porque es poesía en imágenes. No, no es el concepto del viejo circo, aunque este vecino del mundo ame al viejo circo, esa imagen de antiguos saltimbanquis de pueblo en pueblo. Dralion, gracias al esfuerzo de su compañía, es perfume de circo en envase de lujo, donde lo importante no es las grandes estrellas, es más en ningún momento  se nombra a ninguna de ellas. Son figuras anónimas encarnando a seres de otra dimensión, la de los sueños, en la que todo es posible, y que una vez acabado dudas si es verdad lo que todavía recuerdas. Y a los diez minutos te puedes cruzar con el artista despojado de su piel de leyenda e ignorar el ser que se esconde en esa apariencia ahora de lo más normal.
Es un espectáculo perfecto, en el que puestos a dar ideas se podía pedir una especie de voz en off guiándote por el mundo de  Dralion, pero quizás es lo que quieren, que te sientas como en un laberinto arrebatado por la propuesta y nunca sepas  dónde te vas a encontrar en los cinco próximos minutos.
Es un espectáculo con varias lecturas, la del puro espectáculo, la de un pensamiento avanzado, la mirada de un niño asombrado,  y todas rondando la perfección, porque el siguiente número te puede aparecer de cualquier lado, de arriba, de abajo, incluso desde el lado del espectador, porque no conoces a tu vecino, y quizás el más próximo a ti, no es lo que parece...
No se busca ni el mayor número de piruetas, ni la mayor altura, pero sí que lo que se desarrolle en la pista enganche más allá de la perfección, porque de esos acróbatas que prácticamente levitan enfundados en unos pañuelos muy largos, no sientes que se están jugando la vida, porque lo hacen tremendamente fácil, y te dejas llevar por esos vuelos en pareja que huelen a amor, a cortejo, y estás seguro de que eso ha ocurrido por primera y última vez.
Esa "troupe" que se lanza desde una pared con plena confianza en una cama elástica y te hace sentir que el truco no está en la cama, sino que en realidad las paredes actúan como un imán y le imposibilitan una larga estancia en esa cama, y como un resorte se siente impelido contra aquella pared, que sin moverse parece tomar protagonismo.
Es la primera vez que este vecino ha visto que después de finalizar el espectáculo, y que los artistas se hayan despedido, nadie se movía de su asiento pasados unos diez segundos. Quizás es el mejor testimonio que se pueda dar a un artista, prendado de su arte, incapaz de moverte.
A mí, La Nuri, mi sufrida me ha preguntado nada más terminar el espectáculo y  verme meditabundo:-¿En qué piensas?
Solo he acertado a decir:- ¿En qué he gastado el tiempo de mi vida, para que no me cundiera como a ellos?- mientras hacía un gesto señalando con la cabeza a la pista, ahora vacía.
Me ha parecido ver un destello de amor en sus ojos, pero como el mismo espectáculo ya no sé si ha existido, o lo he soñado.

*FOTO: DE LA RED

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