miércoles, 18 de junio de 2014

MARISA, EL MARQUÉS, Y LA TIENDA NACIONAL

Me acabo de cruzar con Marisa, la del tercero, la de derechas de toda la vida, la monárquica. Nada, que me ha dicho que no se podía quedar a hablar conmigo porque se iba a Madrid ahora mismo para ser testigo de primera mano en la proclamación de Felipe VI, Felipín como siempre le ha llamado ella, en los actos de mañana. Que tenía plaza en el RITZ y que debía de llegar para las doce, que de lo contrario perdían la habitación.
Marisa y el Marqués, su marido…¡Vaya pareja! Que por cierto, no es marqués ni nada, sino que por esas cosas de la vida, en realidad se apellida Márquez, y ya se sabe cómo somos los vecinos, que no se nos escapa una. Aunque esté sacando “chispa” del tema, en realidad ambos son muy buenas personas, eso sí, quizás él sea el sufridor de los aires de grandeza de su señora.
A este vecino que uno sea monárquico, republicano o apátrida, vaya usted a suponer, le da lo mismo. Lo que ocurre es que muchas veces pecamos de tener que revestir nuestras preferencias con un algo más a modo de justificación.
Parece que no se pudiera ser monárquico por ejemplo, y levantarse todos los días a las seis de la mañana para limpiar escaleras.
Quizás, por eso Marisa tenga que decir que tiene plaza en el Ritz, cuando en realidad irá a la Pensión Paqui, que además he oído que es muy digna. Y mientras ella intenta ver el flequillo del nuevo rey detrás de la cuarta o quinta fila durante el tramo que va a recorrer las calles de Madrid, él, el Señor Marquez, seguro que estará tranquilamente en algún bar leyendo algún periódico deportivo con la crítica del partido de la Roja contra Chile, que no nos engañemos, llaman así a la selección para no tener que decir “la española”, otra justificación.
Como me diría mi madre, tan práctica siempre ella, a nosotros no nos van a dar de comer con eso, con la proclamación del nuevo rey, sin embargo siempre puede ser una buena zanahoria, un buen reclamo, para el resto del mundo, ya que, queramos o no, será el escaparate de nuestra tienda nacional, y la excusa para más de un partido político. 
En realidad, y desde un punto de vista económico, todo se resume en comprar y en vender.Y el problema de la marca  España, como les ha dado por decir ahora, es que mientras unos se rompen los cuernos en intentar levantar el país, otros hacen todo tipo de chanchullos para provecho propio, y dejan a la citada marca temblando, y para más inri siempre son los que se les llena la boca de patria, y de orgullo nacional.
Por cierto, que no se me olvide pedirle a Marisa que me enseñe las fotos de su estancia en Madrid. Seguro que me dará largas con la excusa de que ella sigue sacando las fotos con la cámara de toda la vida, que se la regaló la Duquesa de Algo, y es que, según ella, la sangre azul siempre sale mejor con el revelado de toda la vida.

*FOTO: DE LA RED

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