miércoles, 19 de junio de 2013

ALGUIEN LLAMA

Recuerdo hace muchos años en el glorioso Estudio 1, cuando para lo bueno y para lo malo solo había un canal de televisión, vi una obra de teatro, que me impactó, titulada “El Rinoceronte”, con una inmensa interpretación del desconocido para las nuevas generaciones José Bodalo, de Eugène Ionesco. En esta obra había una rara enfermedad contagiosa por la cual las personas se iban convirtiendo en rinoceronte. En realidad era una sátira sobre la soledad y la incomprensión.
El recuerdo de esa obra viene a que últimamente tengo la sensación de ir convirtiéndome en pared. Me imagino que a más de uno le puede ir pasando algo parecido.
Están ocurriendo tantas cosas a nuestro alrededor y en nuestro ámbito familiar que tiendes a pensar que “bastante llevo yo encima como para pensar en lo que les puede ocurrir a los demás”.
Ayer, acababa de llegar a Donosti, y llamaron a la puerta. Un hombre de unos treinta y tantos años, tras saludarme de una manera desenfadada, como lo harían dos amigos en un bar, me dijo que estaba en el paro. Inmediatamente este vecino del mundo se sintió reconocido, y en un tono de sinceridad, nunca de protección ante el desconocido, le dijo que era su mismo caso. A lo que el visitante me deseó mucha suerte, y sin esperar nada a cambio se fue.
Me quedé un tanto desconcertado y cerré la puerta. Durante unos minutos la puerta siguió delante de mí, porque fui incapaz de moverme, ni para adelante y abrir la puerta, ni para atrás.
No estamos acostumbrados a esta situación, y ni contamos nuestro estado de ánimo, haciendo participes a la gente que te rodea, ni sabemos tomar acciones para ello.
El futuro, ya lo vemos, incluso hay voces de la patronal que quieren quitar los cuatro días que tiene el trabajador, en caso de fallecimiento de algún familiar que se encuentra lejano. Será que a ellos no se les muere nadie, o como en la empresa en que este vecino trabajaba, los jefes nunca cogían vacaciones, y es que aunque las disfrutaran, ellos siempre estaban de viaje de negocios. Quizás, es lo malo que tiene mezclar el trabajo con el ocio, que nos hace insensibles.
Hoy, otras voces representativas, también de la patronal están diciendo que esa no es la opinión general de los asociados, pero ya se sabe que antes de tomar una decisión, siempre se lanzan “globos sondas”.
Quizás sea ya hora de evitar que nuestras barbas estén en continuo remojo viendo el panorama, y cuando menos cambiar de barbero, o mejor encontrar a gente que opina como tú y entre todos tomar soluciones, que seguro que hay alguna al alcance de nuestra mano.

*FOTO: DE LA RED

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