martes, 16 de abril de 2013

TAN ERGUIDO COMO GIBRALTAR


Este domingo pasado hizo muy buen tiempo en Donosti, podía haber sido tranquilamente un día de Agosto, y aproveché, por aquello de que el sol con prudencia da alegría, para pasar dos horas en la playa de Gros.
A la vuelta, y todavía sintiendo los arrumacos de Lorenzo coincidí con un ex-compañero de trabajo y su mujer. Este vecino iba con pinta, más que de turista accidental, de turista después de un accidente, intentando recomponerse tras un duro trabajo, vigilando la orilla de un lado al otro.
Lo primero que me dijo, y para romper el hielo: -“¡Qué bien viven los millonarios!”-. A lo que le contesté:-Pues no lo sé, porque yo estoy en el paro-. Dándole al final de la frase un ligero retintín, que él acusó en el acto, mostrándose conciliador de inmediato.
Para aquellos que se hayan incorporado a este blog no hace mucho tiempo, les diré que esta ventana abierta al ciberespacio cumplirá tres años en agosto, el mismo tiempo que este vecino primero se vio incluido en un ERE, y luego al cabo de nueve meses, como en cualquier situación “embarazosa”, fue despedido. En total nos fuimos a la calle, treinta personas y sus respectivas familias. Eso sí, como al principio amenazaban con mandar a sesenta, el final fue un gran éxito para los sindicatos, y magnanimidad para la empresa. Más o menos como está haciendo el gobierno, primero te dice que va a privatizar los hospitales, y luego que solo unos cuantos. Lo que no sabemos en ambos casos, en la de la empresa en que este vecino trabajaba y en la del gobierno, cuales eran sus verdaderas intenciones, porque puedes decir de primeras mucho más, y al final consigues lo que querías, y encima le dejas a la otra parte la sensación de que ha conseguido algo.
Hace mucho tiempo decidí en una larga conversación conmigo mismo, que nunca iba a sentir odio por nadie, porque ese sentimiento sobretodo puede ser malo para el que lo siente. Y tampoco soy amigo de ir contando mis penas al primero que aparezca. Ésto, lo del blog es otra cosa, porque hay verdades maquilladas de mentiras, y al revés. Es como un juego de espejos, que al final no sabes lo que estás viendo.
Siempre he tenido claro, que tengo que ser mi mejor amigo, por eso me mantengo activo en todo momento, y estar lo más alejado posible de las esquinas, para no llorar en ellas.
Y mientras otros compañeros, que fueron despedidos a la vez, procuran no saludar a aquellos que tuvieron que ver algo con aquella situación, este vecino saluda a todo el mundo, porque en realidad soy un recordatorio con patas de una situación incomoda de la que no tengo nada de qué arrepentirme.¡Ojo! No les invitó a comer, pero tampoco lo hacía antes.
Hay que mantenerse erguido, como Gibraltar en el estrecho, para recordar que un día pasó algo, y en el escrache que nosotros hicimos por las casas de los jefes, nosotros sí estábamos, porque no teníamos de qué avergonzarnos, mientras que la otra parte implicada, en ninguno de los casos apareció. Y es que ahora para despedir a alguien no hace falta ser valiente, existe el bureau fax, o despido con mando a distancia.

*FOTO: DE LA RED

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