domingo, 24 de febrero de 2013

ESPIANDO EL EDÉN


Cuando este vecino recuerda su niñez, hay dos frases con las que siempre tuvo que convivir como amigas de juego, y que por aquello de que dime con quién andas, y te diré quién eres, han forjado gran parte de su manera de ser.
Una de ellas es el famoso “Estoespecado”, porque en realidad te lo soltaban así en cualquier momento. Como puerta que se cerraba en tu cara, dando un tremendo portazo y que no dejaba lugar a pregunta alguna. Era como era y punto.
La segunda es la ya olvidada por razones obvias “Lo importante es participar”. Está claro que si en otras familias se hubiera enseñado la misma filosofía en forma de frase, el mundo no hubiera evolucionado en el mismo sentido.
Cada mañana al salir a la calle y al poner el primer pie sobre la acera, hay que tener mucho cuidado, pues el mundo es una especie de tiovivo en que todo va tan rápido que como no estés atento te puedes desnucar.
Siempre se ha tenido al dinero como la panacea de todo. No eres nada sin él. Sin embargo cada vez más, y en estos últimos tiempos ya de manera clara, está sobresaliendo la importancia de la información. Tenerla es partir con ventaja para todo tipo de acciones que vayas a tomar, de ahí los ejemplos ahora al descubierto sobre casos de espionaje.
En realidad ahora parece que no eres nadie si no te han espiado.
Sabiendo que alguien te mira, y tomándolo en positivo, puedes hasta disfrutar con un striptease de ideas, diciendo todo tipo de lindezas sobre él y luego haber si tiene lo que hay que tener para publicarlo, porque se estaría dando una mala publicidad invadiendo un ámbito privado.
Siempre se ha dicho también que la vida es una novela, aunque la de la mitad o más de los mortales tiene que ser, como mínimo intrascendente. Como cuando te invitan a ver un vídeo sobre las últimas vacaciones de unos amigos. Sean íntimos o no, la experiencia para una tercera persona normalmente será de lo más aburrida. Y en estos casos conviene no disimular, porque sino van a deducir que te gusta, y sería la primera de un largo número de invitaciones que conviene cortar antes de empezar.
Sin embargo, todo el mundo tiene derecho a guardar sus secretos, y eso no quiere decir que sean dañinos, sino que cada cual puede cultivar de cara a los demás la fachada que quiera.
Nadie tiene por qué enterarse de que cuando estás alicaído, y todo te importa una mierda, te pones una y otra vez “Notting Hill”, no porque estés enamorado de Julia Roberts, sino porque para ti vivir ese tipo de historia de amor sería tu manera de entender El Edén soñado. O que cuando quieres emocionarte con una canción, aunque sabes que te vas a poner más triste todavía, escuchas “My way” en cualquiera de sus versiones, porque no ha nacido nadie todavía capaz de jorobarla.
Y este tipo de información para hacer la vida más llevadera, se aprende viviendo, sintiendo y sufriendo. Tres gerundios que no te harán millonario, pero sí una persona digna y el primer paso para conseguir el billete hacia tu felicidad, a ese Edén que te has pasado media buscando, y que ahora intuyes que está dentro de ti, 

*IMAGEN: GARDEN OF EDEN, de TOM DU BOIS

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