martes, 1 de enero de 2013

MARIO VAQUERIZO Y LOS HUEVOS KINDER

Este vecino del mundo ya ha pasado un año más, y nunca mejor dicho, por el proceso de analizar por su “moviola mental” el desarrollo del año que acaba de ser despedido sin derecho a indemnización por impresentable.
En ese repaso, indudablemente mi yo interno ha actuado como una especie de policía de policías analizando mis propios actos, y el veredicto es que nuevamente he pecado más por no hacer que por pasarme de revoluciones si hubiera sido el motor de un coche.
Este vecino desde su atalaya siempre ha pensado que antes de que nos echen de este mundo, porque en realidad nadie se quiere ir, y solo se va por enfermedades, accidentes, o simplemente porque ya había caducado como producto perecedero, hay que intentar sacar lo que uno lleva dentro. Algunos lo llamarían, quizás, el realizarse como persona.
Nuestra llegada a este mundo se asemeja a un coche que acaba de ser fabricado, con algunas diferencias. Muchos coches ya salen de fábrica bajo petición, en cambio a nosotros muchas veces no nos llaman, sino que aparecemos por sorpresa.
Otra diferencia es que un coche ya sale perfectamente terminado de serie. En cambio nosotros salimos de serie, solo con el “hardware”, que sería la parte física, sin embargo el “software”, los componentes psíquicos, usos y costumbres, nos los van dando a plazos en las diferentes etapas, digamos, de nuestra vida útil, o inútil, vaya usted a saber.
Siempre hay excepciones, y hoy, primero de año, voy a hablar de una persona, que cuando menos no te deja indiferente. Siguiendo con la teoría de la creación que tiene este vecino, el vehículo fuera de serie al que me refiero, está sin acabar en su software, y él hace gala de ello, porque es consciente que en gran parte en eso reside su encanto.
Mario Vaquerizo, nunca se sabe si viene o va, si se ríe de sí mismo, de nosotros, o de todo.
Aunque algunos lo duden, es muy listo, y parte de su táctica es ponerse la venda antes que la herida. En su faceta más que discutible de cantante, como él desde siempre ha reconocido que en su grupo tocan en playback, parece que ya no se le puede criticar. De todas maneras, a la hora de cobrar por una actuación, seguro que su grupo, Las nancys rubias, no tienen en cuenta que realmente no tocan, y querrán cobrar como si lo hicieran.
Otro punto que actúa a su favor, y que este vecino todavía no sabe si es fingido o no, es la presunta bondad que le sale a chorros, y que impide que todo ente externo pueda actuar en su contra al verle tan frágil y bondadoso.
Como él no engaña, hace de todo, nada con excelencia, pero tampoco desastrosamente.
Ya de cara a la visita de los Magos de Oriente, este vecino tiene un gran problema, porque si pide un disfraz de Mario Vaquerizo, la propia denominación, disfraz, actuaría como despropósito, desacreditando el intento, por lo que no va a quedar más remedio que pedir la reencarnación en él durante un próximo viaje al planeta Tierra.
Mientras tanto no va a quedar más remedio que intentar sacar todo lo que uno lleva dentro, como un huevo Kinder con forma humana, y disfrutar o sufrir con la sorpresa.
Por cierto..., ¡Feliz Año Nuevo!

*FOTO: DE LA RED

No hay comentarios:

Publicar un comentario