lunes, 21 de enero de 2013

LA MOTO DE LA TRANQUILIDAD

Por razones que no vienen al caso, este vecino no ha podido estar presente el día de San Sebastián en donde corresponde, es decir en Donosti, y al llegar esta mañana, en el día después, sus pocos habitantes visibles, parecían llevar el cartel de “no funciona”, ya que hoy, aunque lunes, es fiesta por aquello de llevar a un día laborable la fiesta celebrada en domingo, .
Más de uno se habrá pasado toda la mañana intentando recordar cómo acabó ayer, mientras otros se habrán preguntado el por qué después de haberlo bebido todo, se puede tener todavía tanta sed.
Con este panorama tan deprimente, este vecino ha tenido que pasar un trago tan desagradable como hablar con el comercial correspondiente de su proveedor de telefonía, para hacer un nuevo contrato del teléfono y de internet, e intentar acortar los costes. Aunque el citado proveedor lleva chapela no es ni mucho menos una O.N.G. En realidad, al hablar con ellos es como jugar una partida de ajedrez, donde ellos ponen el tablero, las fichas y hacen el primer movimiento, con lo cual ya tienen media partida ganada.
Lo verdaderamente diferente esta vez es que junto con la consabida obligatoriedad de un año, se comprometían a mantener, en un grandísimo y arriesgado esfuerzo, la misma oferta el segundo y el tercer año. La verdad es que aparentemente la cálida voz, no confundir para nada con cándida voz, y por cierto, aunque no suene a politicamente correcto, sin acento sudamericano, ha quedado fuera de juego cuando este vecino del mundo le ha dicho que el detalle del segundo y tercer año sin cambios, no es de nada importante, teniendo en cuenta que desde su atalaya está convencido de que los precios no pueden ir a más, teniendo en cuenta el estado actual de la economía en general, y especialmente de nuestros bolsillos.
En realidad estas conversaciones se asemejan mucho, como hubieran dicho nuestros abuelos, a “un puro cortejo”, en el que uno y otro fingen no estar de acuerdo en las condiciones propuestas para que en un esfuerzo final de ambos llegar a un acuerdo
Resumiendo, este vecino va a pagar prácticamente la mitad de lo pagado anteriormente, eso si, bajando la velocidad de internet. Sin embargo, siempre quedas con la sensación de que has vuelto a perder parte de tu dignidad.
En una sociedad donde todo está cambiando, desgraciadamente a peor, de un día para otro, intentar venderte la moto de la tranquilidad de un segundo y tercer año sin subir los precios, es como intentar asegurar que en Japón no va a haber un terremoto en los próximos treinta y seis meses, especialmente si ya de primeras “la cálida voz”, te advierte que todo puede cambiar si hubiera una nueva variación del I.V.A. ¡Vamos! Continuando con la comparación del cortejo, la novia se compromete a no traer descendencia durante los tres primeros años... a no ser que se quede embarazada.

*FOTO: DE LA RED

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