miércoles, 26 de diciembre de 2012

HOMBRES DE PROVECHO


Durante muchos años “vuelve a casa por Navidad” ha sido una de las frases preferidas por la publicidad para dispararnos sus dardos un año sí y el otro también. En cierta medida, estas fiestas son unos días de retorno, bien entendido que para hacerlo no es necesario haberse ido físicamente, sino tal vez mentalmente.
Estos últimos años la Nuri, mi sufrida, y yo acostumbramos a pasar la Noche Buena en casa de un hermano de ella, vecino nuestro, y que tiene dos retoños, de cuatro y dos años respectivamente. Por eso, lo mejor de esa noche fue el momento en que esos dos niños, que ya se estaban cansando de tanta reunión familiar, fueron embaucados por un relato que la Nuri primero les empezó a contar muy suavemente, para no interrumpir las conversaciones de los demás, pero que ante las bocas abiertas del niño y de la niña, fueron apagando el fuego de nuestras palabras, para convertirse por unos minutos en la estrella de la noche.
Durante unos instantes parecía que el mundo se había parado y la que tenia el don de la palabra era una especie de dios que podía jugar con el lugar y con el tiempo, cambiándonos de escenario y de momento a su antojo. Recordé el hilo argumental de “Las mil y una noches” y comprendí que no se debe interrumpir una buena narración en cualquier momento, y que para que continúe puedes prometer “el oro y el moro”.
Por la noche, y enmascarado en la oscuridad como siempre, llegó el Olentzero, pero eso ya a quién le importa, porque el mejor regalo, el de la palabra, había llegado unas cuantas horas antes. Además, eso sí que son momentos mágicos en los que la actitud de uno alimenta la actitud del otro, porque nadie puede parar de contar algo cuando ves las caras de total concentración y aislamiento de unos niños que, sin ser conscientes, durante unos minutos vivieron aventuras que un “mayor” les estaba relatando, y que si se les contaba eso tan seriamente, seguro que era verdad. Y es que un mayor para un niño, es como para un oyente la radio, si lo dice la radio es que es verdad.
Muchas veces ni las prisas son buenas consejeras, ni toda la educación tiene que recaer en los profesionales de la enseñanza, porque en casa, y quizás con los pequeños gestos, es donde se hacen los “hombres, y las mujeres, de provecho”, expresión que por desgracia ha caído en desuso pero que es suficientemente elocuente.

*DIBUJO: DE LA RED

2 comentarios:


  1. Miguela Cantón Ordóñez mediante facebook:

    pues claro, ahora se cuentan menos cuentos vamos con prisas,pero es muy bueno hablar con los crios a mi me gusta hacerlo ahora con uno que no es mio 3 añitos es genial,la gente les pone la tele con horas de dibujos, o te pones a jugar al fútbol con ellos eso si los les tienes que meter gol

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  2. Miguela Cantón Ordoñez
    La educación de cualquier niño debe de empezar en casa, hablando con ellos y practicando con nuestro ejemplo lo que les contamos.

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