jueves, 4 de octubre de 2012

VISTO LO VISTO

Llevo un tiempo notando que el piso en el que vivo cada vez es más grande, incluso mi cama es más grande. No es que nos hayamos mudado a otra casa, sino que viendo todo lo que nos rodea estoy más deprimido que un caracol con reuma.
Lo único grande que veo en casa son las facturas, esas no se hacen pequeñas con la depresión, al contrario. Cualquier día le voy a decir a mi sufrida: -Cariño, he visto que tenemos alfombra nueva en la habitación. - Y ella extrañada, irá rápidamente a nuestra alcoba, así suena como más elegante, y me dirá: -¿Alfombra?. Lo único que estaba en el suelo era la factura de tuuuuuuuuuuu gimnasio. Que por cierto, por el precio que pagas, ya nos podíamos haber comprado una auténtica alfombra persa.
Visto lo visto, nunca he entendido a los bígamos, porque eso tiene que ser como estar con la mía pero en estéreo.
Tampoco entiendo a los políticos, porque viviendo en un mundo diferente al nuestro se empeñan en que vivamos con sus reglas cuando no se enteran de la misa la media, y lo de la misa los del partido popular, porque los otros al no ir a misa tienen más tiempo para todo, incluso para pecar. ¿Será por eso que antes comparaban a los rojos con el demonio?
Visto lo visto cada persona debería de tener una especia de mando a distancia, para poner la programación economico-vital que quiera. ¿Las facturas? No hay problema, al banco malo, por malo precisamente.
Según las últimas encuestas la juventud está preocupada porque no va a poder comprar ropa de marca. Con un poco de suerte, o mejor en este caso de mala suerte, como nos descuidemos todos la única relación que vamos a tener con los productos de marca, será el trabajar para ellos en una habitación sin vistas ni puertas. Visto lo visto, la única marca que vamos a tener, va a ser la de nuestro “amo” en el lomo.
Por una vez que se habla de España en hora de máxima audiencia en Estados Unidos, es en un mano a mano entre el presidente actual, el Señor Obama, y el candidato republicano, el Señor Romney, al decir este último que no quiere seguir el camino de España.
Con un poco de suerte, y por aquello del morbo, quizás pronto comienzan a venir inmensos grupos de americanos, para comprobar si lo que nos pasa es para tanto. No hay mal que por bien no venga.
Y en realidad, visto lo visto, todo se resume en una duda que tienen los alemanes sobre nosotros, saben que trabajamos ocho horas y que dormimos otras ocho, pero ellos están casi seguros de que son las mismas.

* FOTO: DE LA RED

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