lunes, 15 de octubre de 2012

NOCHE DE CINE (DOS, Y ÚLTIMO)

Quizás muchos de los habituales, habréis podido imaginar que por las fechas de estreno, la película que fuimos a ver, La Nuri, y este vecino del mundo no era otra, que esa de la que está hablando todo el mundo: “Lo imposible”.
Lo primero que se puede decir de ella es que no es la típica película “española” al uso, sino que tiene factura “americana”, aunque eso nunca se sabe si puede ser bueno o malo, y en su apariencia, en lo que se ve en pantalla, no se ha escatimado en medios.
Con respecto a la película en sí, digamos que no se hace larga, y como ejercicio cinematográfico, el Señor Bayona, Juan Antonio, sale airoso del examen, aunque  utilizando triquiñuelas. Ya se sabe que toda película con ciertos ingredientes, es mejor para que el espectador simpatice, y ésta tiene unos cuantos: niños, efectos especiales, movimientos de masas, comportamientos heróicos...
Vaya por delante que este vecino debe de ser una de las pocas personas a las que no le gustó “El orfanato” pese a la gran interpretación de Belén Rueda.
En el cine, si partimos de la base de que todo es posible, todo es creíble. Personalmente siempre me he creído “La guerra de las galaxias”, pero el juego de “El orfanato” no, porque en ningún momento creo que es posible que, y sin intentar destripar el argumento para aquellos pocos que todavía no la hayan visto, estando “la persona buscada, viva y en casa, pase tanto tiempo sin dar ninguna señal”. Es para mí una historia sencillamente coja y no pude seguir lo que la película me proponía. Porque para película inquietante y con una especie de orfanato dentro, el Señor Narciso Ibañez Serrador, dió toda una clase magistral en los setenta, bajo el nombre de “La Residencia”.
En realidad “Lo imposible” es un híbrido entre “Informe semanal” y un reallity, pero a lo bestia. En cuanto a película en sí, le falta alma, magia, a pesar de que todo el equipo de actores se ha dejado la piel, en algún caso digamos que literal. Quizás, en cuanto a ésto, a magia, la escena de Geraldine Chaplin con uno de los niños, pueda ser lo mejor de la película.
El Señor Bayona intenta que se nos ponga los pelos de punta, mediante heridas, sufrimiento, lloros, gritos, encuentros y desencuentros, pero le falta el duende, que diría un cantaor flamenco.
Si el propósito era hacer llorar, el objetivo para muchos estará más que cumplido, porque la sala en la que estábamos se convirtió en una pequeña Venecia repleta de lágrimas, y esas personas nunca dirán que lloraron por una mala película.
Si un día vas a la ópera, se da por supuesto que esperas algo grande y bien ejecutado, como esta película, pero le falta aquello que hace que la obra sea redonda, y que nadie sabe lo que es, porque sino el Señor Bayona está claro que la hubiera comprado.

*FOTO: DE LA RED

No hay comentarios:

Publicar un comentario