sábado, 6 de octubre de 2012

EL COLECCIONISTA DE IMÁGENES

Siempre he admirado a los coleccionistas; a aquellas personas que son capaces de remover Roma con Santiago para obtener su objeto de culto. En realidad, no importa lo que cueste si es que pueden disponer de la necesaria cantidad para con seguir lo que quieren, y luego me los imagino el resto del día en la habitación a obscuras y con solo un foco de luz alumbrando a su última adquisición mientras dos lágrimas surcan su cara.
Por la manera de ser de este vecino del mundo, nunca podría ser coleccionista, porque una cualidad intrínseca es la tenacidad, y ser una especie de corredor de fondo, porque aunque cada vez tengas más objetos coleccionados, en teoría siempre aparecerán más objetos sujetos a poder entrar en tu lista.
Este vecino necesitaría terminar las colecciones en muy poco tiempo sino andaría mal de los nervios. Lo mismo le pasa con los libros, y con esa moda que hay que parece que las editoriales pagan las historias por peso y hay libros que ya solo con su presencia están haciendo apología de la esclavitud, pues parece que te están incitando a que contrates a unos cuantos sin papeles para que te lleven el libro, y luego lo sostengan mientras intentas abstraerte del grosor del tomo mediante su lectura.
Últimamente los coleccionistas que más destacan son los de dinero y poder. Ëstos no se meten en la habitación para adorar a los objetos de su colección, como comentábamos anteriormente, sino que ellos directamente ya viven en penumbra, aunque “penumbra” muy bien pudiera ser un país, de sombras y confusiones, cuyas leyes, debido precisamente a la falta de claridad son poco conocidas, o más bien improvisadas en cada momento. Hoy se lleva mucho el coleccionista de estafas, el de caras duras, el de sueldos más que el de trabajos, el que se apunta a todos los éxitos y a ningún fracaso.
Quizás por eso se podría decir que si este vecino del mundo es coleccionista de algo, lo es de imágenes y recuerdos, que ocupan poco en el hardware de nuestro corazón, y en realidad lo son todo, el principio y el final. Además, nunca vas a saber cuando vas a terminar la colección, porque no te va a dar tiempo de encuadernar el tomo de tu vida, que siempre deseas que sea lo más grande posible, aunque tengas que llamar a los sin papeles de antes, ya que este caso es diferente, porque es nuestro caso, y no el de los demás.

*FOTO: DE LA RED

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