viernes, 30 de marzo de 2012

DOBLAN POR TODOS NOSOTROS

 
Antes de nada he de confesar que hoy no pensaba hablar de la huelga de ayer, porque considero que con las huelgas pasa lo mismo que con las guerras, que en realidad no hay ni vencedores ni vencidos, sino que todos pierden.
Más bien el tema de hoy viene motivado por una duda que me está punzando en mi interior, y ya se sabe que puede crear una crisis interior, y ésta en su grado máximo incluso originar una enfermedad.
Todo viene dado al comprobar en los periódicos digitales y en la radio, la guerra de cifras entre los sindicatos y el gobierno de la nación con respecto al grado de seguimiento a la huelga en el día de ayer.
Volviendo al tema de la enfermedad, si asumiéramos el grado de seguimiento ayer como grado de lo mal que se encuentra un enfermo, según el grado dicho por los sindicatos el enfermo como mínimo estaría en la Unidad de Vigilancia Intensiva, en la famosa y temida UVI. Sin embargo, según el gobierno de la nación el enfermo no tiene ni un simple catarro. ¡Vamos! Es que no hay ni enfermo...
Planteado ésto, la duda que me carcome es si con la política diaria y con la crisis pasa lo mismo, osea que el gobierno o no se entera o nos miente con una desfachatez que da miedo.
Valga que como la incidencia de la huelga ha sido masiva en el País Vasco, ésto quizás distorsione la visión que podamos tener con respecto al seguimiento del resto de España, y de que los sindicatos, todos, arrimen el ascua a su sardina, publicando cifras, digamos que más que optimistas, pero intentando ser honesto, después de haber visto y escuchado opiniones de todos los lados, este vecino del mundo es de la opinión de que el seguimiento de la huelga fue mucho mayor de lo que el gobierno quiere dar a entender.
La duda de este vecino como ya relatada, pero dicha ahora de una manera bastante vulgar, sin ningún tipo de aditivos ni edulcorantes, sería si el gobierno no se entera, o nos toma por tontos. Quizás lo más triste, es que la realidad sea una mezcla de las dos suposiciones. Por lo tanto, no nos queda otra, aunque fuéramos ateos, que rezar. Rezar por lo que va a ser de nosotros, porque quizás estemos en manos de unos insensatos, y eso es lo peor que nos pudiera pasar. 
Puede tomar un gran valor incluso en este contexto la idea de Hemingway en Por quién doblan las campanas, y es que doblan por todos nosotros.


*FOTO: DE LA RED

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