miércoles, 18 de enero de 2012

DE CASTILLOS Y CORTIJOS

España se ha hecho célebre por su burbuja inmobiliaria, pero también se pudiera hacer famosa por los castillos en el aire que construyen sus nativos.
Estamos en un país donde lo importante no es lo que ocurre sino como se explica lo ocurrido. Que todo un presidente de gobierno en su primera actuación hace lo contrario de lo que decía, la culpa no es de él, sino que el anterior gobierno les ha mentido en las cifras económicas..Que todo un símbolo de la democracia a los ojos de los latinoamericanos al menos, como el Juez Baltasár Garzón, presuntamente molesta a unos pocos, pues se le acusa de algo bastante difícil de demostrar como la prevaricación, y durante algún tiempo le tenemos controlado. Todo son castillos de palabras que el viento de lo juicioso los puede tirar en cualquier momento. 
Lo importante es vestir con palabras lo inexplicable, y maquillar los valores cuyo lustre se perdió hace ya mucho tiempo. La información real se guarda para unos pocos, y se intenta sacar partido de ella para beneficio propio. Pero el problema no se circunscribe a un país, sino a la sociedad en general. 
En estos días, donde se puede viajar desde cada domicilio, vía internet claro, a cualquier parte del mundo, lo que cuenta es uno mismo, y hace la guerra por su cuenta. Esto se puede ver perfectamente en el accidente del barco crucero italiano que se accidentó en el litoral de Toscana, frente a la isla de Giglio, y dónde cada vez se va sabiendo más de la actitud del capitán, que se supone tenía que velar por la seguridad de las más de cuatro mil personas que viajaban con él en ese momento. Parece que él fue una de las pocas personas que no vió la película Titanic, ni esas miles de películas, sobre todo antiguas, es la verdad, en las que el héroe se sacrifica por la comunidad. Este accidente es un claro ejemplo de la sociedad actual, y la importancia que tiene la información que se prefiere no dar, en este caso al pasaje, para presuntamente poder salvarse la tripulación, o al menos parte de ella, más fácilmente. 
Los deberes siempre se cumplen por un lado, la del señor de a pie, del pasajero en este caso, y por el otro lado se utiliza la información para sacar ventaja del señorito de turno. Y es que quizás, en lugar de estar en una aldea global, estamos en un cortijo global, y el señorito siempre será el propietario, y a nosotros siempre nos quedará el papel de cornudo de cuatro patas. Hay que recordar que muchos señoritos han ganado su cortijo en las urnas, y en vez de servirnos, se sirven de nosotros, y el día que se tengan que ir no dejan ni la hierba, porque esa si pueden se la fuman.

*FOTO: DE LA RED

No hay comentarios:

Publicar un comentario