miércoles, 28 de septiembre de 2011

TIEMPO DE ESPERA

Desde que escribo este blog, el tiempo ha venido a formar parte primordial de mi vida. El paso de las horas va conduciendo indefectiblemente a un nuevo día, y con él tiene que haber un nuevo tema que abordar.
Siempre ocurre que cuando por algún motivo temes que se acerque una fecha, una hora, parece que la vida se inclina, y nos escurrimos indefectiblemente hacia ese instante.
En mi caso, hay momentos que se convierten en historias de suspense, pues el tema no termina de cuajar, y en mi mente hay unas manecillas de reloj, que segundo a segundo se van acercando hacia el límite donde tengo que tomar una decisión. A veces, las mínimas, hay que optar por parar la rotativa, en espera del momento en que las musas aterricen en el sitio correcto.
También existe el efecto contrario, la sensación de que nunca va a llegar ese momento. La de esas parejas, cada vez menos me imagino, que solo se pueden ver una o dos veces por semana. La del que ya tiene un viaje de vacaciones preparado, y que consiguientemente ya lo ha realizado por internet miles de veces, mirando el hotel, la zona por donde va a estar, y las opiniones de los que ya han regresado.
Siendo niño, recuerdo que el momento cuando se paraban todos los relojes del mundo era la noche de Reyes. No había una noche tan lejana y tan presente como esa. Era como la entrada al paraíso, para luego cada año sentir lo que verdaderamente significa la palabra “decepción”, pues una cosa era lo que deseabas, y otra, traducida por los padres, lo que los Reyes Magos sabían que tú en realidad necesitabas, o que te podían traer. Siempre me preguntaba de qué mundo venían esos señores, pues mis juguetes nunca aparecían por televisión, al menos por la que estaba en nuestra casa.

De todas las maneras, y sin ánimo de frivolizar, tiene que ser insufrible lo que debe de sentir un condenado a muerte con relación al paso del tiempo, pues ellos son los únicos que saben cuándo termina el mundo, y sobre todo en el caso de que realmente sean inocentes. Esa sensación tiene que ser la de un verdadero calvario lleno de incomprensión e injusticia; el encontrar el infierno en esta vida.

*FOTO: DE LA RED

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