viernes, 23 de septiembre de 2011

CAÑAS PARA UNA CRISIS


Acabo de leer en un periódico digital que Caritas Gipuzkoa ha invitado a que la gente done el próximo domingo en las parroquias, el equivalente al salario de un día con el fin de ayudar a los que están en el paro.
Todo lo que sirva para paliar este acuciante problema, me parecerá bien, pero está claro que no es la solución.
Siempre se ha dicho que en caso de hambre no hay que dar un pez, sino enseñar a pescarlo. El problema es que nunca se ha especificado quién es el que paga la caña. La cosa está clara, al final en caso de dudas la pagaremos nosotros..., como todo lo demás.
En este país, cualquier problema se intenta arreglar con nuevos impuestos, y este paso es en realidad, una especie de impuesto de Dios dirigido al corazón de los creyentes.
Si en un trabajo alguno de los empleados desempeña reiteradamente mal su tarea, al final acabará en la calle.
Sin embargo entre nuestros políticos no es una práctica habitual el abandonar el cargo por una mala gestión. Lo que se acostumbra, es el ir guardando la porquería debajo de la alfombra, y el único cuidado que se tiene es el saber que el próximo encargado de la alfombra no tirará de ella para mostrar la porquería que oculta.
A la gente de mi generación, a grandes rasgos, nunca nos ha faltado de nada, pero siempre hemos tenido el referente, una especie de conciencia, de la experiencia de nuestros padres que sí sufrieron en propia carne las incomodidades de una guerra que acababa de terminar, y nos han hablado de sus consecuencias en forma de escasez de todo tipo, como los famosos niños de la guerra, que fueron desalojados de sus hogares para pasar varios años fuera de su país. Quién de nosotros, además, no ha oído hablar de las famosas cartillas de racionamiento.
Los niños de ahora, y la culpa no es suya, han nacido entre algodones, y las consecuencias de la crisis todavía las van a sentir mucho más que nosotros, porque no nos engañemos, el futuro durante bastante tiempo todavía tiene pinta de ser bastante negro, y lo triste es que no se atisban verdaderas soluciones. Lo único que se ponen son parches, como el mencionado de Caritas.
La intención es buena, pero es como poner una pequeña gasa para secar el salto de agua de una central hidroeléctrica, en donde aún están colgando las cañas de pesca que al final tuvimos que pagar.

*FOTO: DE LA RED

2 comentarios:

  1. Hola Patxi, efectivamente sólo son parches, pero una bocanada de aire a quien está conteniendo la respiración a duras penas supongo que le vendrá bien

    Ha llegado el tiempo de reajustar, de equilibrar...reordenar, y todo el mundo andamos perdidos.

    Pienso que para poder "pescar" además de la caña y el aprendizaje hace falta que haya peces y en su defecto repoblar las aguas, sin duda es lo que nos va a tocar, sobre todo a nuestros hijos.

    Saludos.

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  2. Primero de todo, perdona Mara,porque no me iba bien el blog, y no me han aparecido un montón de contactos, entre ellos el tuyo, hasta el 28.09.11.
    Perdona por el retraso.
    Como tu dices, todos andamos perdido, pero nosotros al menos tenemos referencias, pero nuestros hijos se han criado, por decirlo de alguna manera, "entre algodones".

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