domingo, 14 de agosto de 2011

LOS HIJOS DE LA GRAN BRETAÑA


 
Para viajar ya sabemos que se puede hacer de muchas maneras, y esta noche hemos puesto en práctica una de ellas: la gastronómica.
Como ya sin duda os habéis dado cuenta, al ser tan inteligentes como para leer este blog, he hablado en plural. Os presento, estaba junto con mi hermana Norma, que le viene el nombre que ni pintado, y su pareja, Domingo, al que también le viene al pelo, pues él al ser siempre festivo es feliz, y eso me gusta, que para mala baba ya la tenemos los demás con creces.
Habíamos decidido dar una vuelta por los alrededores torrevejenses. Ya era de noche; el único momento en que baja algo la temperatura, y comienzas a sentirte un poco tú. Ya conocían un centro comercial, repleto de restaurantes, y hemos ido allí, a tiro fijo, pues en estos días la mayoría de los locales están llenos aunque se coma lo más barato por la crisis.
Hemos visto restaurantes chinos, italianos, indios, algún alemán..y uno con nombre ilustrativo, “La cantina mexicana”. Nos hemos mirado y al instante llegado a un acuerdo: hoy cenaremos en Méjico, como a mi me gusta decirlo.
Al sentarnos por hacer una gracia digo: -Al menos aquí no tendremos problemas de idiomas. En ese momento aparece una camarera dandonos clases de inglés, en un segundo pasamos del elemental al proficiency, y sin parpadear. Mientras yo todavía buscaba una cámara oculta, ella ya nos había comentado, que aunque era muy tarde, las once menos diez, íbamos a tener la gran suerte de ser atendidos.
La cena no ha estado mal, pero a mí me ha recordado los programas de humor de fin de año en la tele, cuando José Mota (ex de Cruz y Raya) imita al rey imitando a su vez a otra persona. Vamos que era comida mejicana vista por un inglés.
Eso sí tras terminar lo pedido, no ha habido ni postre ni café, pues ya lo tenían todo cerrado. Ya le he dicho a la camarera, aquí sólo traduzco los subtítulos: - Nos sale más barato.
Tras pagar “la dolorosa” e irnos, ha comenzado el coloquio.
Mi opinión era clara, eso no deberían de hacer, si aceptas un cliente lo haces con todas las consecuencias. Si les hubiera pasado a ellos, muy british, nos habrían recordado, eso sí con una sonrisa, que Gibraltar es suyo.
Tanto mi hermana, como Domingo, él seguía feliz, han comentado que mientras los españoles al salir al extranjero, nos hemos mezclado con los nativos, ellos siempre fundan un imperio, el suyo, allí donde van.
Cuando las cosas están bien dichas no hace falta añadir más, y sino, recordamos lo bien que viven los jubilados de la Gran Bretaña, si suena a taco ya lo siento pero es así, con sus libras, su parabólica, sus pubs, sus tiendas...y nuestro buen tiempo. No es un reproche, es una realidad.

*DIBUJO: DE LA RED

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