lunes, 18 de julio de 2011

LA VIÑA Y EL SEÑOR


Acabo de oir la última canción presentada por La oreja de Van Gogh: La niña que llora en tus fiestas. Me ha ocurrido como casi siempre que escucho una de sus canciones. La primera frase que viene a mi mente es: Me lo repita por favor. Me entra complejo de no enterarme de nada. Son frases que juntas suenan muy bien, y metáforas muy sugerentes, pero nunca me entero. Es probable que sea yo, pero no llego.
De todas maneras, esto me recuerda a cierto cine, como por ejemplo el de Tony Richardson (padre de las actrices Natasha y Joely Richardson, de su matrimonio con Vanessa Redgrave) y sus colegas del cine británico de los sesenta-setenta, películas que tú al verlas las tenías que montar mentalmente porque la historia no era lineal. Siempre he creído que era una manera de ahorrarse horas por el alquiler de la sala de montaje, y encima adquirir una pátina de hombre culto, porque nunca se nos iba a ocurrir decir al salir del cine: No he entendido
nada.
Es notorio el ejemplo de la copla, donde te cuentan historias completas, la mayoría de ellas para oírlas sin rimel y a poder ser con una sábana cerca porque el pañuelo lo ibas a encontrar pequeño.
Muchos años después haría lo mismo el grupo Mecano, donde de la mayoría de sus letras, y como ya sé lo que podéis pensar algunos, no me refiero a las simples, pero muy pegadizas canciones de su primera época, sino a Cruz de navajas, y compañía, prácticamente se podrían hacer películas con las historias que contaban.
Lo mismo ocurre ahora con Sabina, y eso que éste es más complicado, pues tiene un mundo propio, donde además conviene no adentrarse en solitario, porque generalmente no son compañías aconsejables, pero comulgues o no, ni que decir tiene que la palabra comulgar está puesta en su caso con mucha coña, con sus ideas, entiendes lo que te quiere decir.
De todas las maneras, y como decía previamente, nadie se va a atrever a decir que no lo entiende, porque nadie te iba comprender que con unas canciones tan conocidas de un grupo tan famoso, y lo vuelvo a decir, que me gustan mucho, sin embargo sólo puedo disfrutar del cincuenta por ciento de su obra, de la música, porque de la letra, suena muy bien y utilizan figuras muy originales, pero....me lo repitan.
También me ocurre lo mismo en otras ramas del arte, cuando un escultor o pintor tiene que explicar lo que quería decir en su obra para que la gente lo entienda. Una canción,
un cuadro, una escultura tienen que sugerirte una serie de sentimientos, que en el caso del que tratamos lo hace, pero en especial por la música. Otra cosa ya es que luego el artista te explique cómo ha logrado que tengas esos sentimientos, su técnica, pero nunca lo que quería contar.
Esto me recuerda a cuando con catorce o quince años me gustaban las canciones en inglés y había gente que me decía: -Eso es porque no entiendes las chorradas que dicen.
No conocía yo entonces el mundo de The Beatles, Leonard Cohen, Bob Dylan que me estaba perdiendo, pero eso es como siempre: Hay de todo en la viña del señor.

* FOTOS: PATXIPE RUIZ-POVEDA

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