viernes, 22 de octubre de 2010

CENTIMETROS DE CHOCOLATE

Es curioso esto del paso del tiempo. A medida que vas viviendo y aprendiendo de qué va este juego, en lugar de aburrirte porque las situaciones se repiten, y la vida pudiera parecer tediosa, lo que ocurre es que los años pasan cada vez más rápido. Si la vida de cada uno fuera un vehículo, a ciertas edades habría que ponerse el cinturón, aunque ya sabemos que es obligatorio, por lo rápido que va y la sensación de poder sufrir un accidente en cualquier momento, y ya se sabe, teniendo en cuenta que nosotros somos nuestro propio chasis, hay que cuidar tanto la carrocería como el motor, pues ..., nunca mejor dicho, nos va la vida en ello.
La verdad es que no quiero ponerme serio en este tema, como prácticamente en todos los que he tratado aquí anteriormente, pero la vida son sucesión de capítulos.
Siempre me acordaré la primera vez que un chaval al preguntarme la hora
me habló de usted. La sensación que sentí pensando que a ojos de otra persona ya parecía mayor. Ahora ya prácticamente no puede ocurrir eso, pues directamente te quitan el reloj por vejete.
Otro detalle que delata el paso del tiempo es cuando has tenido una pequeña juerga para, por ejemplo, celebrar algo con la gente del curro, y al día siguiente cualquier ruido se multiplica por mil, es el famoso día después. De joven aprovechabas ese día para rememorarlo con tus amigos y en cierta manera repetías la juerga mentalmente. Ahora mentalmente estás en encefalograma plano, mientras te recetas una buena colección de pastillas y juras por lo más querido que no volverás a hacerlo, pero hacer qué porque prácticamente no recuerdas nada.
Retomando la idea del comienzo, con el paso de los años comprendes más que nunca que te tienes que cuidar haciendo ejercicio físico y moderación en las comidas, aunque de vez en cuando te hagas un pequeño homenaje por ser tu mejor amigo.
Tampoco soy de la opinión del culto al cuerpo por parte de algún machoman, que en realidad está encantado de haberse conocido.
Una cosa es poner los medios para en teoría poder vivir muchos años, y otra que la vida se te haga larguísima por todo tipo de autoprohibiciones.
En resumen diré que soy de la opinión de que la hoy famosa tableta de chocolate no debe estar en el torso sino en el estomago, es una cuestiòn de centimetro más o menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario